Lo bueno llega solo.

A veces simplemente debemos dejar de buscar, las cosas buenas siempre llegan, con el tiempo llegan solas. La vida no se basa en tener a alguien a quien amar en todo momento, amor no nos falta, porque el amor es algo que ya tenemos dentro. El amor de un novio no es lo más importante, sino el amor de la gente que te rodea y que sabes que siempre va a estar ahí cuando esa persona te falló.
No buscamos amor, buscamos a alguien con quien podamos compartirlo. Y esa persona puede ser cualquier ser humano que esté dispuesto a hacerte sonreír.
Porque el amor es como un niño, sólo piensa en divertirse, actúa con inocencia, cree en las promesas que se le hace, se alimenta con los detalles y llora si se le reta o se le niega lo que quiere. Y sólo cuando éste niño madura se comprende a sí mismo. Así es el amor, debe sufrir suficientes errores para poder madurar y saber que no debe tropezar con la misma piedra otra vez.
Así somos las personas, debemos sufrir para comprender que esa persona ya no nos merece, si nos lastimó es porque no le interesó romper las ilusiones que había creado.
Como dije antes, las cosas buenas llegan en cualquier momento sin que las esperemos, por eso hay que disfrutar cada paso que demos, sea bueno o malo, porque al ser malo nos hace más fuertes.